Esta quietud de calabozo asusta,
porque nos vemos solos.
Este domingo nuestros pueblos se han quedado vacíos.
Las iguanas obstruyen su verde bajo una costa distante.
De pronto un traganiquel nos despierta
y lo que creíamos hueco se nos llena
con la música que un viento nos trajo
sin pedir permiso.
El atlas resurge
y entendemos que el designio
nos seguirá enfrentando:
No estamos solos.
La soledad es una idea.
La indiferencia es quien nos muerde y nos castiga...
Mi rancho se incendia:
¡Algo enemigo lo transforma!
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© 2007, Salvador Medina Barahona
Tomado de "Viaje a la península soñada" (Panamá, 2001)
Puedes saber más del autor [[AQUÍ]].
1 comentario:
Gracias, José Luis. Mis saludos,
SMB
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