De pronto me acuerdo
de aquel náufrago tirado en una playa
para él desconocida, y pienso, sin saber por qué,
que ese hombre
tendido junto al confuso ruido de las aguas
soy yo y que el mar es mi hermano mayor
que vuelve
de un viaje peligroso y me abraza
—por última vez— con altas olas blancas.
Brúscamente me olvido de todo
y ahora oigo sólo la risa de esta mujer
que camina a mi lado, joven como la noche.
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© 2007, Roberto Sosa
Tomado de "Digo mujer" (Ed. Atlántida, Tegucigalpa, 2004).
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1 comentario:
La voz del Poeta Sosa, atemporal pero a la vez fresca, acurruca nuestra búsqueda con su metáfora
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