El hombre sintió calor y decidió abrir la ventana. En eso miró y, en el preado hermoso, sentada sobre la grama estaba una mujer sin zapatos, falda recogida, blusa desabrochada. ¡Qué piernas! ¡Qué hermosos cabellos!
Vuelve el rostro y el se asombra: —¡Es Carolina! —se dijo—. Pero... No reconozco esa ropa antigua que viste, como del siglo diecinueve.
Se percata de otro detalle: su casa no tiene jardín trasero, siempre hubo un callejón. Recorre el cuarto con la mirada, es su recámara. Está seguro de que es la ventana. Se asoma y grita: —¡Carolina!
La mujer se sobresalta y la imagen desaparece.
Esa tarde se encuentra con Carolina y antes de que aluda al hecho, ella le dice:
—Anoche soñé que descansaba en un jardín y, como hacía calor, me aflojé la ropa que, por cierto, era de otra época. Entonces, alguien gritó mi nombre y desperté.
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© 2007, Isabel Herrera de Taylor
Tomado de "La mujer en el jardín y otras impredecibles mujeres" (UTP, Panamá, 2005)
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3 comentarios:
ME ENCANTO LA MUJER EN EL JARDIN ES COMO ESTAR EN LA MENTE Y EN LOS SUEÑOS DE UNA PERSONA PERO EN LA REALIDAD ME ENCANTO
Bien se podría hacer una película de este relato.
Isabel, ¿dónde empieza la fantasía y dónde la realidad? ¿ficción dentro de la ficción?
Saludos
"Al respecto de La mujer en el jardín y la propuesta que le hace Songo sobre una película, señalo que mis estudiantes de Semiótica en la USMA (un grupo de ellos) hicieron un corto muy bueno sobre este cuento en abril de 2007. Pudimos invitar a Isabel para que lo viera y estuvo de acuerdo en que fue un buen logro." Ariel Barría A.
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