Hoy miniTEXTOS cumple diez semanas ininterrumpidas publicando los cuentos, poemas y teatro breve de autores que de diversos países de América que han tenido la gentileza de enviarme sus obras literarias para participar. Cincuenta, para ser preciso, de todas las edades.
Sin embargo, les pido ayuda porque hacen falta autores de Perú, Chile, El Salvador, Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Paraguay y España para mejorar la muestra que tenemos. Por supuesto, esto no limita a las escritoras y escritores de otros países a seguir enviando sus textos. Los invito a participar en este proyecto sin fines lucrativos, que pretende dar a conocer la literatura contemporánea más breve en idioma español y a publicar al final un libro con toda la muestra.
Pero antes de enviarme sus textos, les presento a los autores de esta edición.
De México, Angélica Santa Olaya; de Costa Rica, Ana Rojas; de Honduras, Marvin Valladares Drago; de Argentina, Víctor González; y de Panamá, mi buen amigo, Ariel Barría Alvarado. Uno de cada país, todos con excelentes, diversos y sorprendentes trabajos literarios.
Ojalá disfruten estos cinco textos tanto como yo, y no se olvide volver a visitarnos.
JLRP, editor.
6.7.07
LA CONDENA - Víctor González
Fue peor el remedio que la enfermedad.
—Refrán anónimo
—Refrán anónimo
En el comienzo de los tiempos, cuando era cosa de todos los días y algunas noches ver a dioses, animales y hombres mezclarse como si nada, los cangrejos caminaban como se recomendaba... Hacia adelante.
De carácter festivo y jolgorioso, estos "bichos" iban de aquí para allá y viceversa, haciendo piruetas y monerías. Pero quiso el destino que un día, uno y solamente uno de estos animalitos, sin querer tropezara con el pié derecho de Poseidón, amo y señor de los mares, quien colérico y fuera de sí decretó:
—Cangrejo de morondanga... Si con los ojos al frente que te pusimos no ves por donde caminas, desde ahora y por el resto de tu pinzuda existencia, tú y tus pares lo harán... ¡Para atrás!
El cangrejo espantado, con sus ojos ahogados en lagrimas, gimió:
—¡Oh no, para atrás no! Clemencia y clemencia, porfi, ¿si?
Poseidón, con un ojo en Luisimandro y el otro sobre el cangrejo, ordenó:
—Ok... Luisi, anotá: para atrás no. Para el costado, ¡je!
Y así, Luisimandro, el escribano olímpico de turno, lo registró.
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© 2007, Víctor González.
Puedes saber más del autor [[AQUÍ]].
AL DEVOLVERTE - Ana Rojas
Al devolverte
toparás con la vida
a la inversa.
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© 2007, Ana Rojas.
Puedes saber más de la autora [[AQUÍ]].
toparás con la vida
a la inversa.
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© 2007, Ana Rojas.
Puedes saber más de la autora [[AQUÍ]].
PREDETERMINACIÓN - Ariel Barría Alvarado
Venía caminando bajo el peso de su hacha desde hacía más de dos horas, a través de andurriales resecos, aplastados por el sol. El agua se había acabado varias leguas antes, y el sudor y la luz del mediodía le impedían abrir los ojos. Tres zopilotes vigilaban desde lo alto, sostenidos por la promesa de su instinto.
Promediaba julio, pero la lluvia aún no constituía ni siquiera una posibilidad remota. El sol, en cambio, correteaba con su brillo vigoroso, de un confín al otro, por el filo refulgente del hacha sobre el hombro.
Cuando ya creía que iba a desfallecer, apareció a lo lejos el árbol, el mítico árbol del cual le habían hablado unos viajeros extraviados antes de morir.
Se sentó bajo la fronda impensada en aquel mar de vastedades y creyó que eran mentiras los silbos del viento entre las ramas y el esquivo guiño azul de un azulejo. Tomó aire, aire fresco, y apartándose la sal acumulada entre las cejas, se declaró en condiciones para emprender la rústica tarea.
Y casi llorando, porque entendía muy bien lo que estaba haciendo, asestó el primer hachazo sobre el tronco del último árbol de su sabana.
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© 2007, Ariel Barría Alvarado.
Tomado del libros "Ojos para oír" (en imprenta, INAC, Panamá).
Puedes saber más del autor [[AQUÍ]].
Promediaba julio, pero la lluvia aún no constituía ni siquiera una posibilidad remota. El sol, en cambio, correteaba con su brillo vigoroso, de un confín al otro, por el filo refulgente del hacha sobre el hombro.
Cuando ya creía que iba a desfallecer, apareció a lo lejos el árbol, el mítico árbol del cual le habían hablado unos viajeros extraviados antes de morir.
Se sentó bajo la fronda impensada en aquel mar de vastedades y creyó que eran mentiras los silbos del viento entre las ramas y el esquivo guiño azul de un azulejo. Tomó aire, aire fresco, y apartándose la sal acumulada entre las cejas, se declaró en condiciones para emprender la rústica tarea.
Y casi llorando, porque entendía muy bien lo que estaba haciendo, asestó el primer hachazo sobre el tronco del último árbol de su sabana.
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© 2007, Ariel Barría Alvarado.
Tomado del libros "Ojos para oír" (en imprenta, INAC, Panamá).
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UN PEQUEÑO OLVIDO - Angélica Santa Olaya
Disculpa... Olvidé mi corazón en el bolsillo de tu camisa.
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© 2007, Angélica Santa Olaya.
Puedes saber más de la autora [[AQUÍ]].
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© 2007, Angélica Santa Olaya.
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MEMORIAS DEL BOSQUE /PROMEDIO 40 LUCES/ - Marvin Valladares Drago
Cuando lo sacaban a empellones de la oscura mazmorra, Boyie vio por última vez a sus compañeros que yacían desparramados por el piso de la celda. Inertes.
Afuera un resplandor incomprensible lo obligó a cerrar los ojos. Toda la sangre de su cuerpo enjuto se apiñó en su cabeza. Su rostro enrojeció súbitamente. No supo con qué propósito había sido puesto en libertad y por qué de forma tan violenta e inesperada.
De inmediato lo colocaron frente a un paredón oscuro y rugoso. Un instante después sintió como aquella fuerza clandestina que lo había raptado de su nicho, ahora restregaba su cabeza contra la pared agrietada. Una fracción de segundo más tarde la dolorosa explosión, y su cabeza en llamas. Su último recuerdo fue acercarse a un delgado túnel blanquecino, luego la oscuridad, el desfile de ancestros, la inconciencia, la nada.
Pirómano, el verdugo lanzó la cajetilla de fósforos al fuego y subió presuroso a una colina a contemplar la majestuosidad de su obra.
Las flamas del infierno hervían en sus ojos.
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© 2007, Marvin Valladares Drago.
Puedes saber más del autor [[AQUÍ]].
Afuera un resplandor incomprensible lo obligó a cerrar los ojos. Toda la sangre de su cuerpo enjuto se apiñó en su cabeza. Su rostro enrojeció súbitamente. No supo con qué propósito había sido puesto en libertad y por qué de forma tan violenta e inesperada.
De inmediato lo colocaron frente a un paredón oscuro y rugoso. Un instante después sintió como aquella fuerza clandestina que lo había raptado de su nicho, ahora restregaba su cabeza contra la pared agrietada. Una fracción de segundo más tarde la dolorosa explosión, y su cabeza en llamas. Su último recuerdo fue acercarse a un delgado túnel blanquecino, luego la oscuridad, el desfile de ancestros, la inconciencia, la nada.
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Pirómano, el verdugo lanzó la cajetilla de fósforos al fuego y subió presuroso a una colina a contemplar la majestuosidad de su obra.
Las flamas del infierno hervían en sus ojos.
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© 2007, Marvin Valladares Drago.
Puedes saber más del autor [[AQUÍ]].
LE INVITAMOS A SEGUIR VISITÁNDONOS
Gracias por visitarnos... Recuerde: Cada viernes. Cinco autores. Cinco minitextos.
Y a todos los escritores de lengua española, sin importar la nacionalidad, los invitamos a participar en este proyecto: envíe un texto breve, en cualquier género literario, con nombre, dirección y una breve ficha biográfica. Si el texto ya fue publicado, requerimos también la información bibliográfica. Escríbanos a: libros(arroba)one-arrow.com.
Y a todos los escritores de lengua española, sin importar la nacionalidad, los invitamos a participar en este proyecto: envíe un texto breve, en cualquier género literario, con nombre, dirección y una breve ficha biográfica. Si el texto ya fue publicado, requerimos también la información bibliográfica. Escríbanos a: libros(arroba)one-arrow.com.

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